El gobierno indonesio anunció recientemente el aplazamiento de su política nacional de mezcla de biodiésel B40, cuya entrada en vigor estaba prevista para el 1 de enero y exigía mezclar un 40% de aceite de palma con un 60% de gasóleo. Para dar tiempo a las empresas a adaptarse y consumir las existencias restantes de combustible B35, las autoridades decidieron conceder un periodo de gracia de seis semanas. Además, el gobierno ha revelado que el requisito de mezcla de combustible se elevará a B50 en 2026 y planea detener por completo las importaciones de gasóleo. El objetivo de esta serie de iniciativas es reducir la dependencia de Indonesia de las importaciones de combustible y, al mismo tiempo, estimular la producción y el consumo locales de aceite vegetal.
Sin embargo, la Asociación Indonesia de Productores de Aceite de Palma (GAPKI) está preocupada. Desde diciembre del año pasado, el gobierno ha decidido aumentar el impuesto a la exportación del aceite de palma crudo (CPO) del 7,5% al 10%, con el fin de financiar las subvenciones al biodiésel.GAPKI cree que esta nueva política socavará la competitividad de las exportaciones de aceite de palma indonesio, especialmente en un contexto de débil crecimiento de la producción nacional. El aumento del impuesto a la exportación puede afectar aún más a los ingresos de exportación y a la posición en el mercado de la industria del aceite de palma.
Según el informe Oilseeds: Global Markets and Trade del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) publicado en enero, el consumo industrial de aceite de palma de Indonesia en 2024/25 aumentará en torno a 1 millón de toneladas interanuales hasta alcanzar la cifra récord de 14,5 millones de toneladas si la política de biodiésel B40 se aplica como se espera. Este aumento conllevará directamente una reducción de la cantidad de aceite de palma disponible para la exportación, lo que supone una amenaza potencial para el negocio de exportación de la industria indonesia del aceite de palma.