El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el miércoles una orden ejecutiva destinada a revitalizar la industria naval estadounidense y reducir la influencia de China en el sector naviero global. La orden promete aumentar la financiación para la construcción naval en los próximos años, con el objetivo de restaurar la capacidad de Estados Unidos en este ámbito.
Tanto republicanos como demócratas han expresado durante mucho tiempo su preocupación por el dominio marítimo de China y han señalado que la preparación de la Armada estadounidense está en declive. Los senadores demócrata Mark Kelly y republicano Todd Young dieron la bienvenida a la orden ejecutiva y planean reintroducir legislación bipartidista para obtener la autorización del Congreso necesaria para revitalizar la industria naval.
La orden ejecutiva instruye al Representante Comercial de EE. UU. a promover una propuesta que incluye imponer millones de dólares en tarifas portuarias a cualquier flota que contenga barcos fabricados en China o que ondeen bandera china, y urge a los aliados a adoptar medidas similares. Sin embargo, esta propuesta ha generado fuertes críticas de exportadores de materias primas, asociaciones comerciales y operadores navales estadounidenses, quienes advierten que provocará interrupciones en la cadena de suministro, pérdida de empleos en ciudades portuarias e inflación.
En la Oficina Oval, Trump afirmó que Estados Unidos "invertirá grandes sumas de dinero en la construcción naval" para restaurar su capacidad en la industria. Según datos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, los barcos comerciales construidos en EE. UU. representan menos del 1% del total mundial, mientras que China construye aproximadamente la mitad, una proporción que ha aumentado desde el 5% en 1999.